Son muchas las razones y las circunstancias que nos llevan a comer fuera de casa; pueden ir desde una cenita con amigos, a una celebración familiar, una comida de trabajo o un compromiso inesperado.
Vivimos en una sociedad en la que todo se celebra comiendo y si uno está en un proceso de control de peso, todos estos acontecimientos, lejos de ser un momento de disfrute, pueden acabar suponiéndonos una verdadera carga.
Nuestros deseos de relajarnos y saborear unos platos exquisitos entran en contradicción con el objetivo de llevar una alimentación sana y ordenada para bajar esos kilos de más y uno no sabe cómo hacerlo para no renunciar a ninguna de las dos cosas.
Así que voy a darte unas pautas y trucos para que puedas disfrutar de ese banquete pero a la vez te sientas satisfecho y orgulloso por haber sido capaz de comer de forma saludable y de acuerdo a tus objetivos. Ahí van:
-
- No llegues hambriento a la mesa. Eso te va a permitir hacer una elección del menú a degustar desde la cabeza y no desde el estómago o desde el paladar. Un tentempié a mitad de mañana o a la hora de la merienda es lo ideal. En el caso de que no puedas hacerlo, un vermut bajo en calorías (pepinillos, salmueras, gambas…) acompañados con alguna bebida sin alcohol y sin azúcar pueden ser la solución.
-
- Renuncia al pan desde el primer momento, deshazte de él físicamente (siempre suele haber alguien en la mesa que lo recibe con gusto).
-
- Elige bien el menú. Antes de decidirte por un plato no dudes en preguntar cuál es su composición y como está elaborado para no encontrarte con sorpresas de última hora. Trata de evitar los alimentos fritos, rebozados, gratinados o empanados y prestar mucha atención a los guisos que pueden llevar salsas muy grasientas o elaboradas a base de harinas.
-
- Lo mejor es optar por platos a la plancha, a la parrilla, al vapor o en su jugo. A veces puede ser una muy buena idea escoger dos primeros (espárragos con jamón y pasta de segundo, por ejemplo) o bien pedir una ensalada y algo a la plancha, que aunque no esté en el menú te lo suelen servir en todos los restaurantes.
-
- Trata de ser el primero al que el camarero le tome nota y mantente firme en tu decisión, de esa manera evitarás la tentación de pedir lo que van a tomar otros comensales, quizás sean platos más apetitosos pero están repletos de calorías innecesarias.
-
- Come despacio y masticando bien. Cuando consideres que ya estás satisfecho, pide al camarero que retire tú plato y recuerda que no es necesario que termines todo lo que te han servido.
-
- Procura beber agua durante la comida aunque una copita de vino o de cava en una ocasión especial tampoco está de más, procura no mezclar diferentes bebidas y ten mucho cuidado con los licores, los chupitos y los cubatas de la sobremesa.
-
- Lo ideal sería prescindir del postre o en todo caso tomar un yogurt, una cuajada, queso fresco o piña natural o en su jugo.
-
- Sustituye el café por una infusión digestiva.
-
- Tras una comida o cena copiosa lo mejor es dar un buen paseo.
Recuerda que al final la decisión es tuya y que puedes ser todo lo estricto o todo lo permisivo que desees. Este es uno de esos momentos en los que debes de aplicar el sentido común y decidir en función de tus objetivos e intereses y de la magnitud del evento que estas celebrando.
Si después de aplicar todo lo que te he explicado, no has resuelto con éxito la situación y al día siguiente te sientes empachado, hinchado o pesado y además te asalta el sentimiento de culpa es el momento de compensar haciendo una dieta de choque.